Soleida Ríos
Sobre el autor
Soleida Ríos (Santiago de Cuba, 1950) está empeñada desde hace más de 30 años en la creación de un nutrido Archivo de Sueños y ha publicado los dos primeros tomos: El libro de los sueños, 1999 y Antes del mediodía. Memoria del sueño, 2011. Entre sus libros (transgenéricos) destacan: El libro roto, El texto sucio, Libro cero, Secadero, Escritos al revés (Premio de la Crítica Literaria), El retrato ovalado (experimental, con 34 autoras), Estrías (Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén, Premio de la Crítica Literaria), ¿Libro, puerta o garabato? (literatura para niños) y A wa nilé. Bocacega. Galería Estupefacta, antología bilingüe, Editorial Lumme, Sao Paulo, Brasil, The Oval Portrait, Winngs Press, Texas, EEUU y The dirty text, edición bilingüe, Kenning Editions, EEUU son obras traducidas, de salida reciente.
Antes del mediodía
Escenas: un tsunami arrasa la ciudad. Miles de pandilleros saquean las casas. Fidel Castro acata las órdenes de un boxeador. Niñas uniformadas huyen de los tanques rusos. Alguien grita: singao... Una mujer muerde con rabia el sexo de un amante, se lo arranca. Otra pierde las piernas de un hachazo. Paradójico. Todo lo anterior podría pertenecer a una novela del ciencia-ficcionero Erick J. Mota, pero está sacado de Antes del mediodía, de Soleida Ríos, un volumen que es, como mínimo, tres libros en uno: la versión made in Cuba de La interpretación de los sueños, de Sigmund Freud; un curioso manual de hipnofilia; y un tratado que rompe con la obviedad biológica del sueño y lo convierte en otra cosa: en un género literario. ¿Demasiado? No tanto: Antes del mediodía es —literalmente— nuestra primera antología onírica. Sin moralejas: los sueños terminan siendo la excusa para un relato donde desfilan fobias, parafilias, épicas, estéticas, fantasías bíblicas y fantasías lésbicas, muecas, tics, y las más selectas pesadillas de los 93 durmientes consultados. Un verdadero brainstorming. Porque si algo deja claro el libro de Soleida, es que no hay nada ni remotamente parecido a un “inconsciente colectivo” cubano. El sueño es egoísta. Egomaníaco. Y el durmiente solo quiere una cosa: protagonismo. Gilberto Padilla