Nguyen Peña Puig
Sobre el autor
Nguyen Peña Puig (Camagüey, Cuba, 1977). Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC. Licenciado en Derecho por la Universidad de La Habana y Máster en Bioética por la Universidad Católica San Vicente Mártir de Valencia, España. Egresado del Centro de Formación Literaria de La Habana “Onelio Jorge Cardoso”. Finalista del XV Premio de Cuento “La Gaceta de Cuba”. Primera mención las ediciones XXIII y XIX del concurso de cuento Ernest Hemingway. Mención en el Premio David de cuento, año 2012. Mención en el Premio Calendario de Cuento, año 2012. Premio de cuento La Gaveta, año 2013. Premio David de cuento, año 2013 (libro Nakara, publicado en el 2014, Edic. UNIÓN. Cuba). Premio de narrativa Hermanos Loynaz, 2013 (libro La lógica según Roberto, publicado en el 2014, Edic. Loynaz, Cuba). Cuentos del autor aparecen recogidos en libros y revistas nacionales e internacionales. Es además promotor cultural, reseñista y bloguero.
La lógica según Roberto
Roberto es, en apariencias, un hombre común. Un citadino entre millones con su vida rutinaria. Alguien que observa y es observado dentro del lógico e impasible entramado social. Así pude verlo la mayoría, puertas afuera. No obstante, en el espacio privado, en la soledad de lo íntimo bullen la violencia, el erotismo salvaje, la paranoia -sutil telaraña que entrampa a los personajes-. En el sustrato de esta historia está la soledad que nos empuja al "llamado de la selva", el aullido del lobo interior que despierta a la menor oportunidad para recordarnos que lo humano es apenas una convención social; que en realidad estamos siempre solos frente al espejo con el morral lleno de miedos y deseos reprimidos. Roberto representa lo que somos o tememos ser. Nos aferramos a las repuestas como mecanismos de sobrevivencia. Las respuestas nos sitúan aquí y ahora, nos hacen parte del grupo, de la manada. Pero luego tememos a esa incógnita interior, inimaginable, ajena a toda razón metafísica: ¿Quiénes somos realmente? ¿Alfa o Beta? ¿Cazadores o víctimas? Quién sabe. O como se cuestiona Roberto: ¿Quién sabe un tarro de la vida?