Hermes Entenza Martínez (Sancti Spíritus, 1960). Hijo de un pastor bautista y de madre pianista, conformó sus basamentos estéticos en la contante duda y superación de preguntas en torno a la fe, la libertad y la salvación. De adolescencia tempestuosa y alma de hippie, se graduó de profesor de Artes Plásticas y Diseño. Su primer libro, llamado Clairmont, salió a la luz en el año 2002, obteniendo el Premio de la ciudad de Sancti Spíritus. A pesar de pasar gran parte de los últimos años viajando, exponiendo su obra y ofreciendo recitales de poesía en diferentes países de Europa, continúa viviendo en Cuba. Su gran tentación es vivir en Berlín o España. Tiene varios títulos publicados y una novela inédita que revisa periódicamente y la pule como se pule una piedra para lograr la escultura. Sus grandes alegrías son la música antigua y barroca, la música celta, el rock de los años 60 y 70. Se confiesa amante del Siglo de Oro español, ama correr todas las tardes y tomar vino Ribera del Duero.

La condición humana, los altos decibelios de la vida moderna y las encrucijadas de lo que llamamos realidad son las herramientas del autor en esta compilación de cuentos. El ser humano desnudo ante el espejo, la inconformidad y el desaliento en un mundo cada vez más solitario e incomprensible le dan forma a estas narraciones donde el ayer, el presente y el futuro son simples condicionantes para llegar al intríngulis: estamos solos. Historias rotas, rasgos decadentes, aventuras malsanas y un poco de amor que se filtra por la ventana son las viñetas de un escenario creado por Hermes Entenza para adentrarnos en la naturaleza de cada uno de nosotros, pues si observamos a través del espejo, somos los que hablamos, sufrimos y bebemos dentro de estos personajes que se debaten entre la niebla y la luz de un día que quizás, por una buena razón, nos alumbre el camino. La suciedad del corredor de fondo es un libro que retrata la asunción de un tiempo distinto. Es la apertura de un foro donde los comediantes parlotean, y la única razón para sobrevivir es esa puerta que se abre ante nuestros ojos atónitos. Vemos a la patria, a la familia, a las eternas cuitas y a nuestra fe pasar frente a nosotros con ropaje negro, mientras el planeta tierra gira en torno a un candil.

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