Félix Sánchez Rodríguez
Sobre el autor
(Ceballos, Ciego de Ávila, 1955).Narrador y autor para niños. Licenciado en Ciencias Sociales, Máster en Cultura Latinoamericana y Doctor en Ciencias Pedagógicas. Ha laborado en varias instituciones culturales. Premio «UNEAC» de novela en 2004 por Zugzwang y Premio Internacional «Julio Cortázar» de cuento en 2010 con Los confines de la muerte. Premio de Narrativa «Guillermo Vidal» 2009 y 2012. Autor de las novelas Juegos de diciembre (Editorial Ácana, 2001), La estación perpetua (Editorial Ávila, 2004),Zugzwang (Ediciones UNIÓN, 2005), Tulio y los elefantes verdes (Editorial Oriente, 2009), y Las ruedas de la fortuna (Ediciones UNIÓN, 2011). Ha publicado, entre otros, los cuadernos de cuentos Bifurcaciones (Editorial Oriente, 1995), Memorias de la posguerra (Ediciones Ávila, 2002), Los huéspedes deben llegar temprano (Editorial Capiro, 2006), Detrás de las palabras (Ediciones Matanzas, 2012) y Figuras contra el viento (Ediciones UNIÓN, 2014). Ha participado en diversas antologías. Relatos, artículos y ensayos suyos se encuentran publicados en las revistas cubanas SIC, La Gaceta de Cuba, Videncia, El mar y la montaña, Umbral, Simiente, Zunzún, La Letra del Escriba, Matanzas y Del Caribe.
Mujeres pensantes
«Plagados de referentes literarios, artísticos e historicistas, estos catorce cuentos parten desde la más insípida realidad, desde lo aparentemente trivial, y nos van sujetando a múltiples connotaciones a medida que la historia avanza hacia su desenlace; textos donde el absurdo juega un papel fundamental, al punto de llegar a deformarnos algunas situaciones, o de mostrarnos a través de lo risible esas carencias humanas que en realidad están más bien cercanas al llanto o a lo trágico. Con estirpe de buen cuentista, Félix Sánchez nos entreteje estos relatos cercanos a la parodia y al sarcasmo; el humor y el tono jocoso de las anécdotas contrasta notablemente con los escenarios que sobrecogen y desgarran a estos individuos que parecen desconocer (o prefieren hacerse los desentendidos) el origen de todas sus desgracias. Mujeres pensantes se transfigura en una metáfora del país, de las tantas y tantas irrealidades mágicas a las que está sometido el cubano en su diario hacer y deshacer. Si bien algunos narradores gustan de decir que escribir es el arte de mentir, yo diría que para el autor de Mujeres pensantes escribir es decir toda la verdad posible, al punto de sufrir y padecer por sus propias creaciones, parábolas de una realidad cada vez más insulsa y pavorosa». Heriberto Machado Escritor cubano