Editorial Samarcanda
No hay leyes para escribir
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F. Mond

F.  Mond

Sobre el autor

F. Mond vino al mundo, o mejor dicho, le trajeron el 31 de marzo de 1941, según su madre. O el primero de abril, acorde con su certificación de nacimiento. Nació en un pueblito de Matanzas llamado Los Arabos, donde existe un convento regido por unas monjitas simpatiquísimas y muy laboriosas, al decir de su amiga María Eulalia, pues él por allí no ha vuelto desde 1944. Se empecinó en ser licenciado en Física, locuras de la juventud, pero no pasó del primer semestre. Un año después, tozudo como era, matriculó Geofísica. Y se hizo ingeniero geofísico en inglés. Sí, porque fue la única asignatura que aprobó. Se graduó del Instituto Superior Pedagógico, en la especialidad de Español y Literatura, en 1984, como la novela de Orwell. Empezó a escribir, como todo el mundo, desde niño. Luego de una etapa de artículos periodísticos en el suplemento humorístico Dedeté, comenzaron las publicaciones de libros. Ha firmado sólo tres documentos serios, a saber: dos de ciencia ficción y el acta de su matrimonio cuando se casó, hace 55 años.

Con perdón de los terrícolas

Con perdón de los terrícolas es una novela de ciencia-ficción que recoge de manera humorística, y con incisiva sátira, la incursión de un habitante de Marte (Korad) a la Tierra. El koradiano Ílef, luego de muchas peripecias, logra burlar la férrea vigilancia en su planeta y parte hacia la gran isla conocida como Atlántida, en la Tierra. Viene con la intención de ayudar a vencer la incultura en que se encuentra esta civilización, introduciendo los avanzados conocimientos científicos alcanzados en Korad, pero al llegar se encuentra al Gran Sabio, terrícola venido del siglo XXVII, que ha retrocedido en el tiempo para escribir la verdadera historia de esa época y saber, en verdad, por qué se produjo la desaparición de ese territorio. A partir de ese momento, el autor narra una serie de hechos, donde se mezclan supersticiones e intereses, para llegar a un final inesperado e impactante. Esta obra es puro talento cubano.

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