Una máscara después de otra

Raúl se encontraba en un punto en el que las tormentas emocionales lo habían arrastrado hasta la orilla de la desesperación. Dos divorcios habían dejado cicatrices profundas en su alma, y se preguntaba si alguna vez podría enderezar el rumbo de su vida. Para reflexionar, decidió pasar unos días en un tranquilo pueblo costero, alejado del bullicio de la ciudad que lo asfixiaba.  Uno de esos días se produce algo insólito: observa cómo una mujer se intenta suicidar introduciéndose en el mar. Este suceso dará un vuelco total a su vida. Raúl, por sus problemas de autoestima, es un libertino y siente la necesidad de estar acompañado. Nunca ha sabido negarse a las peticiones de los demás para evitar conflictos, nunca ha sabido decir que no a nadie: ni a su familia, ni a sus ex, ni a sus amigos, ni siquiera a las muchas mujeres que se han cruzado en su camino. Un trascendental incidente le llevará a conocer a policías que viven en el límite de la ley. Personas que, —curiosamente— comparten una camaradería y un sentido de propósito que le resultan desconocidos. A medida que se sumerge en ese mundo, Raúl se da cuenta de que hay más en la vida que sus antiguos patrones de comportamiento. Los acontecimientos se producen de forma vertiginosa. La búsqueda por encontrarse a sí mismo, recuperar a sus hijos y encontrar a la mujer que se quería quitar la vida, dan lugar a preocupantes realidades, que harán que Raúl se vaya deshaciendo de sus diferentes máscaras, desnudando verdades que tenía ocultas.